Por: Leonardo Santamaría
Desde el 2006 con la salida del Partido Unidad Social Cristiana del panorama político como una fuerza de peso mayoritaria y la subsecuente entrada de Acción Ciudadana como segundo actor político, se empezó a hablar de un rompimiento del bipartidismo formado por Liberación Nacional y el anteriormente mencionado PUSC que había gobernado Costa Rica desde 1986; y se creyó por fin consolidado un pluralismo político, sobre todo en el 2014 con la entrada de Luis Guillermo Solís como jefe de Estado.
Sin embargo, en 2018 se pudieron percibir múltiples matices de lo que se observa en el inicio de un sistema bipartidista. Cuando surge Fabricio Alvarado como principal figura del partido Restauración Nacional, se recurrió a la teoría del voto útil para tratar de evitar que llegara a segunda ronda contra un candidato que no se opusiera directamente a las ideas conservadoras de Restauración Nacional, es la razón de que el Frente Amplio obtuviera muchos más votos para diputado que para Presidente, de igual manera Antonio Álvarez Desanti no llegó a segunda ronda por el quiebre de votos, esto es común en los sistemas de dos partidos pues, la gente prefiere votar por un partido que tenga posibilidades de ganar en primera o segunda ronda en vez de votar por el partido que mejor los represente y se conoce con el nombre de voto estratégico y voto desperdiciado, esto se junta con la teoría de buena gobernabilidad, que fomenta a no quebrar el voto con el objeto de que el candidato al poder ejecutivo con mejores posibilidades de ganar tenga también mayores posibilidades de controlar el legislativo, esto acarrea que los otros partidos vean disminuido su apoyo o solo se puedan formar alrededor de un problema específico o un caudillo sumamente carismático. En el 2022 podríamos enfrentarnos a un sistema de bipartidismo sin siquiera haberlo notado, si un partido conservador cristiano se alza como principal favorito, esto propiciaría el ascenso del PAC como opción contraria, debido a su carácter progresista, es algo que podría pasar con el recién formado partido de Fabricio Alvarado, Nueva República, sobre todo si el PAC no termina en buen puerto su gobierno, o si hace cambios que puedan ser percibidos como demasiado radicales por la población conservadora de Costa Rica, NR tendría una plataforma política para alzarse como opción razonable y contraria al partido oficialista y aquellos que se encuentren afuera de alguno de los dos polos se encontrarían obligados a decidir entre una las dos opciones.
Es una condición que se presenta en las elecciones francesas que tienen un sistema político parecido al nuestro, donde el Partido Socialista y el Partido Republicano se enfrentaban en segunda ronda y los demás partidos debían elegir a uno de los dos para apoyar, de igual manera se presentó en 2017 cuando dejan de lado al PS y al PR, pero entra En Marché y el Frente Nacional a segunda ronda como las dos fuerzas políticas más importantes. El sistema multipartidista de Costa Rica es una conquista social que tomó 30 años en materializarse y no podemos dejarlo ir por la eterna pugna entre liberales y conservadores, no podemos volver a caer en un sistema de dos partidos grandes donde se aprueban leyes por mayoría simple y los presidentes ya vienen predispuestos, el bipartidismo es una amenaza contra el régimen democrático.
Leonardo Santamaría es estudiante de Derecho en la Universidad de Costa Rica y estudiante de Enseñanza de los Estudios Sociales en la Universidad Americana, oriundo de Vasquez de Coronado, interesado en la política, la historia y los cambios sociales.
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