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Los mitos de los movimientos antivacunas

Foto del escritor: Edito EstudiantilEdito Estudiantil

Nueva enfermedad infecciosa: la desinformación


Por: Rosita González


Dibujo de sujeto en representación de un médico, del cual dos padres protegen a su hijo para que no sea vacunado.
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La vacunación es la principal causa de la erradicación y el control de numerosas enfermedades. Si bien, salvan de dos a tres millones de vidas anualmente, en lugares  donde su acceso es limitado, mueren hasta dos millones de personas por enfermedades totalmente prevenibles. Decenas de noticias, así como artículos, han inundado los medios de comunicación en los últimos años respecto a un nuevo (o no tan nuevo) eje temático, generador de una gran gama de opiniones: la vacunación. Para la mayoría el fin y los resultados de la vacunación son indiscutibles, por lo que oponerse a mecanismos preventivos de este tipo es impensable. Sin embargo, para otros, la vacunación es la causa de varios trastornos como el autismo, y es un factor que contribuye a la intoxicación de la población, por lo que se rehúsan a permitir que sus hijos y ellos mismos sean vacunados.


El origen de la disputa: las vacunas

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) las vacunas son “cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad, estimulando la producción de anticuerpos” Asimismo, indica que estas pueden presentarse como “una suspensión de microorganismos muertos o atenuados, o de productos o derivados de microorganismos.” (Organización Mundial de la Salud, 2018). Partiendo de esta definición,es indudable que el fin último de las vacunas es la inmunización contra ciertas enfermedades. No obstante, esto no las protege de las críticas, ni de ser el centro de una gran red de desinformación de los movimientos antivacunas.


Las campañas contra la vacunación: la patología global

“Otra víctima de la vacunación”, adornaba el ataúd de un menor, en la Inglaterra de 1885, específicamente en una marcha que reunió a cien mil personas en la ciudad de Leicester, en contra de la vacuna obligatoria para combatir la viruela. (Mckenzie y Fox, 2019). Desde entonces y hasta la actualidad se siguen desarrollando sectores que poseen como enemigo común a la vacunación obligatoria.


Dos sujetos, en representación de padres sostienen un teléfono móvil, mientras su piel y la de sus hijos esta brotada por sarampión.
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Los movimientos antivacunas se volvieron un leviatán global en poco tiempo gracias al auge de las redes sociales. Además, su voz ha producido eco por diversos estímulos, entre ellos la supuesta inseguridad por contener sustancias tóxicas como el mercurio, su fraudulenta relación con el desarrollo de trastornos del espectro autista, la libertad de las personas, y hasta se encuentran algunos que prefieren que sus anticuerpos se generen de forma “natural” (producto de contraer una enfermedad infecciosa). No obstante, todas estas razones se originan a partir de un factor común: la desinformación generalizada.


De este modo surgen los movimientos responsables de la creación de un pánico colectivo: las campañas antivacunas. Entre las repercusiones que ha tenido este movimiento se destaca cómo llegó a afectar al gobierno de Italia, el cual eliminó la obligatoriedad de la vacunación en agosto del 2018.


El leviatán se manifiesta en contra de la imposición de las vacunas a la sociedad, lo cual lleva a sus miembros, así como algunos receptores de su discurso a optar por no participar en las campañas de vacunación, mientras arrastran a sus hijos por el mismo camino.


Razones de los antivacunas, ¿mito o verdad?, según la OMS


1. “La vacunación les producirá autismo a mis hijos”:

En 1998, la revista The Lancet publicó un artículo por el ex investigador y médico Andrew Wakefield, el cual afirmaba la existencia de una relación entre la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola) con el desarrollo de trastornos del espectro autista. Sin embargo, a pesar de que doce años después, The Lancet se retractó del artículo y fue desmentido por su editor, confirmándose su carácter fraudulento, las sugerencias de este ya habían contribuido a disminuir las tasas de inmunización, así como a resurgir los brotes de dichas patologías.


Hasta la fecha, no se registran pruebas de la relación entre la vacuna triple vírica y el autismo.


2. “Las vacunas contienen sustancias tóxicas como el mercurio”

El mercurio en las vacunas se utiliza como parte del tiomersal, un compuesto orgánico que se usa como conservante y que no resulta peligroso. Tampoco se encuentran datos de que las cantidades de tiomersal en las vacunas supongan un riesgo para la salud.


Madre sostiene a su bebé lejos de la especialista que tiene una inyección.
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3. “Es mejor que el cuerpo genere anticuerpos por la transmisión de la enfermedad que exponiéndose a ella por medio de la vacuna”

Las vacunas generan una respuesta en el sistema inmunitario similar a las generadas por las infecciones naturales, pero sin producir la enfermedad o poner en riesgo a la persona inmunizada de enfrentar complicaciones relacionadas a la misma. Por el contrario, la inmunización producto de las infecciones naturales pueden ocasionar disfunción cognitiva, defectos congénitos (en la rubéola), cáncer hepático (por la hepatitis B), e incluso la muerte (producto de complicaciones del sarampión).


4. “No es necesario la vacunación, solo basta una buena higiene”

La baja en las tasas de inmunización conduce a que reaparezcan ciertas patologías controladas en el pasado. Si bien, la salubridad del agua, el saneamiento, y la buena higiene, contribuyen a la protección, resultan insuficientes para prevenir las enfermedades infecciosas, ya que muchas de estas se propagan independientemente de la sanidad. Sin las vacunas, las enfermedades como la tos ferina, la poliomielitis o el sarampión, pueden volver a causar estragos en la sociedad.


Solo mitos

La desinformación, producto de las invenciones sobre las vacunas, es la responsable de crear un estado de pánico en la sociedad, una desconfianza de la inmunización, que al final no encuentra fundamento alguno. Llevar a cabo una investigación a fondo antes de tomar una decisión tan importante como la de tocar la salud propia, y la de los descendientes, de manera directa, e indirectamente la de los vecinos, es indispensable para mantener al margen el riesgo del resurgimiento de enfermedades mortales.


Referencias bibliográficas

Fuentes de imágenes


 

Rosita Gonzalez cursa la carrera de Derecho en la Universidad de Costa Rica desde 2018, es egresada del Liceo Experimental Bilingüe de Grecia, y en el 2019 se unió a la Editorial Estudiantil de la UCR como columnista.

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