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Discurso del día nueve de marzo

Por: Berenice Jiménez.

Ilustración: Susan Castillo.


Discurso del día nueve de marzo, a las nueve y nueve de la mañana

Fantas(ma)ía

Como mujer lesbiana, que me consideran,

les digo que disfruten cada chupada como la última.

Los recovecos por los que me lleva la piel que no es mía,

a veces me descubren implorando pecados.

Sí, pecados, porque eso me enseñaron que era.

Ella y yo, yo y ella.

Chupadas, cual antecesor de fin de semestre,

como si despertaran de un sueño y por fin pudieran ver la v-elleza,

y para colmos, en 5minutos tuvieran que volver a dormir.

Escribir acontecimientos tan explícitos

le quita a veces el tono de poesía que tanto me enseñaron tus labios,

labios femeninos, con destellos plateados,

que hacen tu sonrisa mas rellena,

y que esconden tu diente extraviado.

Como mujer lesbiana, que me han llamado,

les digo que lamenten esos besos que no dieron, como si los pudieran volver a dar.

Las vueltas que da la vida en el mundo lesbiano,

sí, es de sorprenderse.

Como esas vueltas vúlvicas que dimos en los ojos de alguien más,

observadas como dos coreógrafas,

preparándonos para salir a escena.

Y dejándonos mirar,

como aquellos destellos de sol

de la mañana estrellada.

Como mujer lesbiana, que dicen que soy,

les cuento que las etiquetas están para pervertirlas.

Como me pervierte tu mirada somnolienta

de una tarde de domingo.

Sí, cuando nos encontramos detrás de las bibliotecas,

debajo de los muebles, encima de tu cama,

con la puerta cerrada.

Pervertir el amor perverso del otro,

el otro que mira y juzga,

el amor que mira y ¡vulva!

el dolor que mira y ¡curva!

Como mujer, que también dicen que soy,

y tras de eso lesbiana,

les cuento que con quien yo me acueste

o ustedes,

depende de lo que crea el vecino.

Porque ayer me levanté con ganas de una ensalada de papa,

y me antojé de un trozo de carne vegetariana

y tomé café con miel

y el té en hojas de banano.

Como cuando de repente sale un cura

predicando sobre aquel pecado

y las cosas, ahora dependen del juzgado.

Para finalizar, esto no es un relato

ni tampoco un comunicado de prensa

y mucho menos un manifiesto de los gremios sadomasoquistas.

Ni yo, ni ustedes sabemos bien qué es.

Como el amor que de repente sentimos, por el vecino

o por el gato que camina rápido y lento,

como el amor que unx siente por esa lesbiana de al lado

y a veces, el amor que se siente por esas etiquetas que pervierten las miradas confusas

de la gente.



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