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Reimaginar el feminismo de hoy, para construir la sociedad del mañana.

5 de marzo del 2019.

Editorial Estudiantil FEUCR


Hablar de feminismo en cualquier espacio público o privado en Costa Rica es una invitación a la controversia. En este país, a pesar de los avances en materia legal hacia la protección de los derechos de la mujeres, la imagen popular de los grupos organizados en defensa de la Mujer, es de radicales cuyos objetivos no van más allá de odiar a los hombres y rayar paredes. Tristemente esta es la imagen real normalizada fuera de los espacios de discusión joven o del campus universitario. Es sumamente necesario entender y aceptar este estado de la percepción del feminismo a nivel nacional antes de avanzar hacia las reestructuraciones sociales, culturales o políticas que las mujeres organizadas buscan con urgencia.


En un mundo ideal nosotras no tendríamos feminismo, tendríamos sencillamente derechos humanos. Pero como la violencia segmentada hacia el grupo de las mujeres es tanta, es necesario que ese grupo en este momento levante la voz de todas las mujeres que no pueden hablar. Por eso hay que seguir luchando para que el día de mañana las niñas costarricenses puedan tener una sociedad segura para que transiten, laboren y vivan su vida de una forma pacífica.


No queremos que maten, violen, discriminen, acosen más a las mujeres por el hecho de ser mujeres. Estas son las consignas de la lucha de éste año; sin embargo parece insólito que principios tan necesarios como sencillos no estén apoyados por todos los costarricenses a estas alturas del 2019.


La claridad con estos puntos es tan enfática que se encuentran dentro del Objetivo de Desarrollo Sostenible #5 de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. La equidad y la paridad no debería ser un tema de discusión, pero lo es.


Los costarricenses todavía cuestionan si es cierto que existe una brecha salarial, si es cierto que las mujeres son acosadas laboralmente. Insisten que las denuncias de abuso son por interés en sacar provecho económico, y realmente hay muchos que sostienen que rayar paredes es más indignante que las niñas violadas, torturadas y asesinadas.


La subordinación existe, los estereotipos existen, el sexismo continúa, la violencia ataca en cada momento la vida de cada mujer. No hablamos de una minoría, sino la mitad de la población, y esta condición todavía no despierta la cantidad de indignación que debería despertar en una sociedad como la costarricense que se enorgullece de ser tan pacífica. Sin embargo es importante cuestionar: ¿Porqué la mayoría de costarricenses, incluidas mujeres, tienen una percepción tan negativa del feminismo actualmente?


Es necesario señalar que los discursos de respeto y equidad se caen a ojos conservadores cuando los grupos de presión generan discursos de odio, bien con acciones directas de intervención del espacio público, ya que lo consideran vandalismo o radicalismo que al final en vez de lograr avanzar en agendas de temas de género prioritarias, generan rencor y molestia social que las detienen. Es totalmente compresible que la entrega contestataria incluso podría ser más fuerte y agresiva, debido al tamaño de la violencia normalizada que vivimos, pero hay que analizar si este tipo de manifestación no es sólo catarsis justificado y pone en juego el progreso de la conversación y negociación de políticas de equidad.


Y aquí me referiré en cuanto a los logros y falencias que existen actualmente dentro del feminismo costarricense con el objetivo de reflexionar para mejorar las estrategias de comunicación y efectividad de las organizaciones feministas en el país.


El feminismo y la manifestación pública

Sabemos bien que una marcha no cambia la estructura social, pero propicia que el tamaño del mensaje se expanda a todo el territorio nacional. Una marcha visibiliza la cantidad de molestia que existe ante tantísima injusticia que las mujeres vivimos desde que nacimos. La marcha es la que enciende la pólvora de la movilización ciudadana por un cambio real de paradigma. La lucha en la calle es sin lugar a duda el pilar del cambio social necesario, propicia la unificación, la discusión de los miembros manifestantes y la fuerza de las voces se hace más fuerte si es una sola gran voz.


La organización feminista

Trabajar por estos cambios de paradigma, es un trabajo arduo de un paso a la vez. Lo primero es la organización sólida de los grupos feministas que movilizan los discursos de género. Estos mismos contienen una cantidad de discursos distintos  que, si bien, todos apuntan hacia el tema de la liberación y seguridad femenina, están constituidas por agendas variadas; por lo que sería ideal priorizarlas por consenso de todas las organizaciones. Se debeseñalar que esta unificación, también es uno de los logros más importantes en los últimos años; sin embargo, queda mucho más por hacer, en cuento a las vías de conversación, discusión, comunicación de todas las partes que integran el feminismo nacional. Es cuestión de tiempo que la organización se consolide todavía más. Estoy segura y es un orgullo ver el esfuerzo dado hasta el momento por todas las compañeras ser evidenciado en la magnitud de la movilización del 8M 2019.


Visión y planificación estratégica a futuro

Esta cuarta Ola del Feminismo de la era digital, que ha despertado en el mundo y en América Latina, es una oportunidad para repensar las formas en las que protestamos, nos manifestamos y construimos hacia un objetivo claro de equidad.


Un feminismo del siglo XXI en Costa Rica y en el mundo debe estar en evolución constante. Es vital continuar con la discusión, esta nos ayuda a trabajar en el corazón de las contradicciones, sin necesariamente tener que elegir una agenda sobre otra y de esta forma trabajar y llevarnos a una conversación que nos llevará a avanzar hacia adelante.


Angela Davis señalaba con hermosa precisión:

You must re-imagine the system and ways we protest, in order to re-imagine society”

¿Por qué seguimos considerando que las formas antiguas de organización y las viejas formas de manifestarse van a ser las creadoras de un nuevo mundo? Reimaginar también significa acercarse al borde del abismo de lo nuevo. Significa arriesgarse. El riesgo del error está en todo proceso de aprendizaje.


Davis también apunta a focalizar objetivos, a centralizar una agenda para que esta vaya avanzando. Si bien, lamentablemente todos los temas de lucha de género son importantes, solo se pueden ir abordando en materia de cambios en políticas reales de forma ordenada.


Tenemos la oportunidad con este nuevo impulso de sororidad, de abrazar un nuevo feminismo más estratégico, más unido y más organizado. Necesitamos crear esos espacios desde las instituciones educativas públicas, hasta las organizaciones autónomas, que permitan  un diálogo que abra de forma creativa una nueva forma de reimaginar esa sociedad y ese sistema, donde las niñas del mañana no tengan que volver a luchar por la gran desigualdad y violencia que vivimos hoy.


Graciela González Rosales

Vocera Organización 8M Ni una Menos.

Estudiante de Derecho - UCR

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