Por: Arianna Villalobos | Jefa de Comunicación
¡Libera! ¡Suelta! ¡Nicaragua!
Luchando noche y día contra la injusticia de la humanidad.
Estos fueron sólo algunos de los versos que Fabrizio Walker y los miembros del grupo Contrabando, banda nicaragüense, presentaron el pasado 8 de mayo durante el conversatorio organizado por la secretaría de Acción Social, como parte de la iniciativa universitaria por Nicaragua, la cual viene dándose desde el año anterior.
La actividad dio inicio con una pequeña reseña histórica sobre la acción social como praxis defensora de una educación pública, al igual que ocurre en la Universidad de Costa Rica. Junto con el ideal activista, se recalcó el compromiso de la universidad con los procesos de protección de los derechos humanos independientemente del país del que se trate.
En este caso: Nicaragua.
Como parte del conversatorio principal sobre el que giró la discusión se contó con la participación de Madeline Caracas, Desiré Elizondo, Mónica López, Maribel Urtao, Ana Quirós, Francisca Ramírez y Enrique Sáenz. Respectivamente, realizaron sus intervenciones, cada una versando en el tema político que está viviendo Nicaragua, con un énfasis mayoritario en el aspecto de los derechos humanos.
Aportes de algunos panelistas
Enrique Sáenz inicia su reflexión con un pequeño análisis histórico, en el cual se refiere al mes de abril de 1954, cuando se produjo una rebelión por la libertad en respuesta a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle. Esto le sirve para luego enumerar las distintas rebeliones que se han dado en Nicaragua a través de los años, llegando a la siguiente conclusión:
“Para avizorar el futuro, debemos empinar el pasado.”
Según Sáenz, es preciso edificar una sociedad en valores—no basta criticar y denunciar la corrupción y la dictadura, si no se actúa de manera transparente en nuestra vida cotidiana. Se debe entender que las dictaduras son algo que se engendra, y lo que precisa para su eliminación comienza al desmantelar el caudillismo. El panelista aclama que son necesarios múltiples liderazgos de todos los sectores sociales, liderazgos comprometidos con la construcción de un mejor país.
De igual manera, llama a una juventud alerta, una juventud que sea fuerte y cuestione el sistema social y político en el que se encuentra el país.
Posteriormente, Francisca Ramírez dejó en claro sus preocupaciones con el presente y el futuro de Nicaragua. Pide que las personas no se enamoren de los cargos públicos, ya que eso es lo que, históricamente, ha catalizado todas las situaciones que están surgiendo en el país.
A partir de esto, se expone el tema de los desafíos en la vida de los campesinos nicaragüenses y sus vivencias. Habla de cómo no son tomados en cuenta ni financiados por nadie, haciendo caso omiso de que se consideran un sector muy valioso para la economía del país. Francisca enfatiza en que son ellos quienes realmente brindaban los alimentos durante las luchas, siendo opositores del régimen político y teniendo la convicción de ser autónomos, de no ser sometidos por intereses.
La panelista denuncia la venta de las tierras sin consulta previa, y los asesinatos de 34 dirigentes en los territorios indígenas de Nicaragua, realizando así un llamado a la justicia—a que se cuente la historia de lo que está ocurriendo dentro del territorio.
Ana Quirós prosiguió con un aporte respecto al 30 de mayo, día en que al menos 20 madres vieron la muerte de sus hijos, y cómo, desde entonces, se ha convertido en un día de lucha por aquellas voces jóvenes que fueron arrebatadas. Se convirtió en un día para honrar a esas madres.
Maribel Urtao interviene con un tema de igual importancia, siguiendo el hilo de la familia nicaragüense desde el lado de la depresión y los traumas no sanados de los hijos. Maribel señala que los hijos de los revolucionarios, los hijos de los Sandinistas no deben romantizar la violencia, no deben defender con honor un pasado que implica un sufrimiento imperante.
Estos hijos crecieron con traumas, se vieron obligados a decidir y actuar como sabios, aprender de diplomacia, relaciones públicas e internacionales… Por esto la panelista insiste en que deben reconocerse por lo que realmente son: herramientas verdaderas para hacer un cambio.
Seguidamente, Mónica López denuncia que aquello que se ha cometido luego de abril del año anterior (2018) no han sido crímenes de cualquier tipo, sino crímenes de lesa humanidad. Fueron crímenes cometidos por el Estado contra su propio pueblo: tortura, desapariciones forzadas, persecuciones, asesinatos… “El Estado usó sus poderes y fuerza para arrematar contra el pueblo nicaragüense.”
Por último, Madeline Caracas y Desiré Elizondo retomaron el tema de las consecuencias jurídicas y políticas que se han dado, así como también la importancia que cae sobre el futuro de Nicaragua, aquella luz que parece verse una vez que pase la tormenta. Sus reflexiones incitan a un cuestionamiento crítico por parte del estudiantado con respecto al régimen político en el que viven, para determinar si existen aspectos por mejorar o denunciar.
Frases emitidas por los panelistas: la cultura del ‘hoy’
“No tenemos esperanza, porque tenemos un Gobierno que firma y no cumple.”
“El peligro de la democracia sola es que puede conducirnos a ficciones—la igualdad ante la ley puede ser el disfraz para esconder desigualdades, de género e internacionales, territoriales y económicas.”
“Siempre nos han clasificado en el país como clase alta, clase media y clase baja, pero a los campesinos ahora nos están clasificando como clase pobre.”
“Hoy es importante que nos organicemos.”
“Hoy estamos pagando un precio, pero tenemos la esperanza de que vamos a salir de la dictadura.”
“Hoy es un momento para que hagamos una reflexión: quiénes tenemos mucho y quiénes no tienen nada. Una vez que hagamos eso, preguntémonos: ¿Quiénes somos?, ¿qué tenemos? ¿qué podemos iniciar a compartir?”
Reflexiones y cuestionamientos planteados
El conversatorio en sí, por tanto, recogió aspectos históricos que contextualizan la Nicaragua del presente a partir de sus constructos del pasado, así como también las vivencias cotidianas de sus ciudadanos, de sus campesinos, de un pueblo entero que parece estar pidiendo ayuda a gritos en un mundo de oídos sordos.
De igual manera, Alberto Cortés, el moderador, plantea una reflexión sobre la importancia de tratar con este tipo de temas en los espacios universitarios, ya que la mayoría de las dictaduras lo primero que golpean son las universidades, como centros de pensamiento libre. Por ello, indica que es esencial comprender la importancia de las universidades en sí como centros que se deben defender, y resalta que la autonomía universitaria es un síntoma de una sociedad libre y democrática.
Esto lleva, entonces, a la pregunta: ¿realmente se es parte de un estudiantado que está siendo formado para tener consciencia cívica de aquello que pasa en países vecinos y en el nuestro, o seremos esclavos de un aula y una carrera que nos ciegan con respecto a la sociedad en la que estamos?
Cuestionemos, ayudemos y construyamos.
Liberemos a Nicaragua.
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