Por: Sebastián Barquero Zúñiga
Poderoso es el individuo que se ríe de lo que come, porque derrama las cosas mientras ríe. O sea, miente con la comida en la boca, grita y escupe boronas con saliva, grita, la ropa le queda decorada con comida masticada. Es algo que podemos ubicar como desagradable, o no, o podemos simplemente decir que es la sensación más eterna, la de reír y la de comer. Lo que pasa es que también estamos frente a la acción de comer riendo, y se vuelve peor para la gente modesta y reservada, cuando reír y comer se reúnen y hacen en el amor en la boca de los individuos. Es cierto, que tal vez podría esperarse a hacer ambas cosas por aparte, quizás primero la risa y luego el alimento, o viceversa, pero no, es poderoso el individuo que lo conjuga y crea un escenario de bombas bucales alimenticias.
La nobleza no da su brazo a torcer, sabe que harán lo último por tratar de que estas dos acciones no tengan contacto, trataran sobre todo que los individuos, solo rían, no coman, o que coman tristes. Es lo principal.
La risa y la comida, están llenas de símbolos que traen recuerdos muy gratos, pero hoy existen paredes que los separaran. Yo les incito a comer con carcajadas. Quiero ver al mundo sonriendo con frijoles en los dientes.
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